sábado, 20 de septiembre de 2014

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Son tantas las veces que me quedo con el teléfono cerca, intentando dormir me repito el "no llamará, no esperes, no va a sonar", sabiendo que es la realidad, y esperando todo lo contrario. 

No va a ser diferente esta vez, porque las cosas son siempre las mismas, tienes que hacerte fuerte y vivir con ellas, o ser más fuerte y escapar de eso, si sabes que en realidad nunca sabrás soportarlo realmente. 

Olvidas que también puedes dejar tu teléfono en espera por siempre. 

domingo, 10 de agosto de 2014

Un día como hoy.

El tiempo trae muchas cosas con él, y el tiempo siempre depende de las personas. Me gustaría delimitar cuáles son esas cosas que el tiempo trae para mí, en este punto.

Los años transcurren, los meses, las semanas, las horas y todo de manera cíclica, con sus cálculos constantes y repetitivos, y nosotros regimos nuestra vida a partir de estas imposiciones de lo que nos dicen que es el tiempo. Entonces llega fin de año, y la gente dice y espera que ese momento entre el "cero" y el "feliz año nuevo" genere un quiebre de todo lo que fue en sus vidas durante cierto período del tiempo. Listo, eres una persona nueva, puedes comenzar todo nuevamente, esta vez tal vez pienses un poco más antes de equivocarte... O no. Pero da igual, siempre puedes volver a empezar, cada 365 días, o cada lunes que así elijas, siempre puedes cambiar una decisión y así volver a comenzar.

 Insisto, ¿qué es lo que el tiempo trae para mí? ¿Dónde rompe sus líneas, dónde comienza algo y termina otra cosa? No puedo ordenar esto dentro de mí, pero me llego a convencer de que realmente las cosas se superponen, todo dentro del silencio de mi alma. Yo también lo intenté: que el tiempo me sanara, que me diera las respuestas, darle tiempo al tiempo para que arreglara las cosas, nunca funcionó, o tal vez sí y es una lástima no tener la salud mental suficiente como para poder apreciar que sí hizo lo suyo. Pero entremedio el tiempo tardaba, y no decía nada, y simplemente perdí mi tiempo en él, postergando lo inevitable.

Una tras otra, las decisiones en mi vida son meros saltos de fe. Mucha fe. Mucha fe en las personas, en mí misma; creerme capaz de lo que no podía, creer al resto capaz de lo que nunca pudo, es la incertidumbre lo que simplemente nos marcará por siempre, casi en su totalidad. Todos necesitan un ancla que te estabilice de todos los vaivenes y turbulencias del tiempo, que nos saque de esa inestabilidad, la carta mágica bajo la manga, un algo atemporal que nos haga evadir el ciclo vertiginoso de lo que el tiempo decide hacer con nosotros. 

El tiempo no es el que nos brinda madurez, enseñanzas, esa es la vida, esas son las decisiones y los saltos de fe que nos hacen ver las cosas como realmente son, pero uno decide hacerle más caso al tiempo, porque es más fácil abrir la ventana y ver los días pasar que encerrarse para mirarse a uno mismo, y analizar y notar lo que pasa e irá pasando. 

Nunca vamos a crecer mirando hacia el techo, la respuesta está siempre más cerca de lo que queremos creer, porque está dentro de uno, y confiar y hablar con uno mismo, abrir bien los ojos para aceptar y creer en lo que realmente tienes, valorar y proteger lo que es realmente importante para ti, ese es el salto de fe más  grande de todos, el más imposible. Porque siempre piensas que el tiempo traerá lo mejor, eventualmente, pero es bastante probable que no sea así, porque si te quedas mirando y esperando del otro lado de la ventana te vas a perder lo que quizás el tiempo y la vida nunca más te pueda traer.  

lunes, 3 de marzo de 2014

Y si fuera un conejo en lugar de una tortuga

Definitivamente lo que se me viene de ahora en adelante es un año interesantísimo, y cada gran comienzo -especialmente los malos- viene de la mano de una nueva intervención bloggera de mi parte, aunque no considero que encaje tan bien en la categoría.

Love is in the air. Estaba pensando mucho en eso esta mañana, ahora que tras pasar las últimas dos semanas de vacaciones de mi novio con él, se marchara a trabajar nuevamente, hace un rato apenas. Ahora estoy aquí, sola con mis pensamientos nuevamente, y no sé, oh God i hope i'm alright cause i'm gonna cry.

Lamentablemente no tengo un nudo en la garganta de esos de amor que me han venido tanto el último tiempo, de esos que querían decirle tantas cosas inexplicables que sentía y que no me atrevía a decir por el miedo. Siempre le proyecto a la gente que hay que lanzarse, y la verdad es que es lo que yo intento hacer, mi ideal, pero es difícil y, a veces, lo hago sin más en un momento random. Pero esta vez vuelvo a sentir el temor de hace unas semanas, ¿por qué? Que alguien me explique por favor.

Hace unos días mientras yo pensaba en qué era todo esto que yo sentía, él lloró. ¿Lloraba de felicidad? No. Lloró como parte de ese sufrimiento, porque sigue sufriendo. ¿Por qué? A veces creo que aún lamenta que las cosas no hayan sido diferentes, y si hubieran sido diferentes yo no sería una suma en su vida, sería solo una extraña en cualquier lugar del mundo que él desconocería. Intento decirle a mi voz interior que no piense esas cosas, pero no puedo evitarlo, porque mi instinto de Harriet la espía es parte absoluta de mi pensar cotidiano; no puedo evitar mirar, pensar y a veces sentir o percibir que hay algo más. Ojalá fuera tonta y no lo hiciera, ok, sí, igual soy una tonta.  Y retomando... ¿Realmente lo lamentará? Entonces indirectamente lamenta el conocerme, porque soy parte de esa línea de tiempo en que las cosas no salieron como él esperaba.

No quiero ser un sustitituto. Esperaba ser alguien de quien te hubieras encantado y me quisieras al margen de todo lo que fue el pasado. No alguien que le haga recordar lo que es el amor, sanarlo, y servir solo como un parche gigante que cubre una herida ídem. Siquiera estaré en lo más alto de su lista y diría mirando hacia atrás que no existió nadie mejor en su vida. No lo sé. N o l o s é. Ese es mi problema. Yo sé que él piensa en mí, que se siente alegre, solo espero que realmente SEA feliz, completamente, algún día, sin que mi corazón termine roto.

Me pregunto si ella lo hacía tan feliz como yo no he podido, y tal vez por eso no logra olvidarla.
Te odio.
Cómo pueden dejar tan dañado a alguien.
Tan vulnerable.
Cómo le hago.
Cómo estar por sobre las otras.
Cómo ser mejor.

Yo no soy tan fuerte, no soy tan segura, pero sólo de una cosa he intentado convencerme toda mi vida: el amor será mi salvación.

Hace varios meses sentí que estaba en un callejón sin salida, de muros muy altos, dando vueltas y pensando cómo salir. Lo único que me quedó de opción fue dar la media vuelta y devolverme por el mismo camino por el que había llegado, resignándome a que la vida no traería nada más para mí. Pero di la vuelta a mi callejón y lo vi a él, aún estoy atrapada, aún... nada. Y ese es el nuevo camino que tomé, y todas la rutas que se le vinculan. Estuve seriamente hablando con una amiga que aún está en Dinamarca, de subirme en su próxima migración e ir a parar a cualquier parte, simplemente porque ya nada me anclaba a esta vida, y como ya erradiqué de mí la muerte, mi única opción era estar  lo más lejos posible. Pero me quedé, para intentar formar algo acá, para amarrarme con fuerzas a la única vida que conozco, eso espero, tener una gran vida.

Espero la raíz de mi miedo desaparezca, o quizás no merezco ser feliz. He sido indebida, también hice daño, más allá de que fuera correspondido. No lo quiero, que la vida me entregue algo maravilloso (es que él es maravilloso, pero no les diré cuánto para que no me lo quiten) y luego me lo quite... Son dos meses juntos, casi, y dejé la cautela para entregarle todo, como si fuera mi apuesta final. Y lo veo, y siento que lo vale, y que me llevaré el gran pozo. La otra opción, espero imposible, es que lo pierda todo en esta última jugada.

Terminaré esta entrada con un chiste, porque no quiero llorar.

🐫 (camello): ¿qué comes tortuga?
🐢 (tortuga): ------

(Continuará)